Hacía ya bastante tiempo y bueno, lo
he cogido con ganas, ha sido algo realmente bueno.
Creo que no está bien esperar tanto,
demasiado intervalo y claro después me sabe a poco.
¡Que no!, que no seáis mal pensados
que estoy hablando de teatro.
En este mi pueblino se está celebrando
la 35 edición del Festival de Teatro y hemos ido cónyuga y adosado
a disfrutar de un poco de buen teatro. ¡Y cómo hemos disfrutado!
Hemos ido a ver “de ratones y
hombres” de John Steinbeck sobre una adaptación de Juan Caño
Arecha y Miguel del Arco y con dirección de éste último.
El reparto: Fernando Cayo, Roberto
Álamo, Antonio Canal, Rafael Martín, Josean Bengoetxea, Irene
Escolar, Eduardo Velasco, Diego Toucedo, Alberto Iglesias y Emilio
Buale.
Destacar el espacio escénico de
Eduardo Moreno, realmente bueno y original, al menos para mi.
La obra es realmente buena y una buena
obra con buenos diálogos y buenos actores no puede dar malos
resultados. Los papeles principales han sido para Fernando Cayo
-George- y Roberto Álamo -Lennie- y he de rendirme a ellos, sobre
todo a Roberto Álamo. Es muy difícil hacer el papel de retrasado
pero convencer... eso son palabras mayores y Álamo esta noche ha
actuado, a convencido y lo ha hecho con mayúsculas entrecomilladas y
subrayadas. Un papel en el que los gestos tienen una importancia
capital en el que se expresa más sin palabras que con ellas no es un
papel sencillo.
Sus manos, sus manos lo decían, cómo
las ponía, cómo se las agarraba, cómo acariciaba y sus
movimientos, movimientos topes como de alguien falto de coordinación
y no sólo los movimientos de sus manos, todo su cuerpo era torpe,
descoordinado. Estoy seguro que si mañana se pusiese en cualquier
calle y actuase igual, más de uno llamaba al 112 avisando de que un
retrasado andaba suelto. Señores actores, señor director, un
aplauso de un entregado espectador.